lunes, 15 de octubre de 2012

Mi miedo a parpadear y perderte de vista.

Tu nombre, tu instante, tu aceptación espontanea,




tu casualidad de cruzarte, tu media vuelta, mi giro, nuestros ojos...



la calle...



tu pregunta inconclusa, mi respuesta nerviosa,



la contemplación....



las excusas que inventamos,



Marx, Freud, la historia que contamos,



Tucuman, los versos, los dedos largos y flacos, tu garganta entre las cuerdas



tu vino de melancolía transformada en el sexo,



la escalera, el sillón, el garage donde entre el laberinto de tu niñez desbordábamos los limites



auto impuestos, el otro vino, ya casi vació, tus brazos, tu espalda, tus ojos desnudos de parpados,



tu ropa arrojada buscando algún cuerpo que vestir, yo con frió, de pie, tu sentada riendo, sonriendo,



Sabina entre tus labios rezando para no enamorarse de mi, la huida, el tal vez, los intentos de borrar nuestras memorias, mi contradicción de negarte y buscar tu nombre entre mi boca, de arrojarme a tu cuerpo, y tu de buscarme entre las sábanas desalineadas, entre la ausencia de la primera vez, y el tiempo impostergable de la urgencia.



Las botellas muriéndose despacio en la puerta de tu casa, tu calle infinita, tus labios eternos, tu piel desarmándose mezclándose con la mía desordenandonos fundiendonos, el recuerdo de la Habana en el fondo penetrando los oídos la arena entre tus piernas, tu cuerpo salado, ahogándome la garganta, ese tiempo sin ti... que dolió mas que un puñal, tu recuerdo, eterno, tu silueta en la tribuna, tu sonrisa, tu aceptación de mis errores, tu paciencia, mi locura, los versos que no me salen, mi embriaguez desmedida de ti, este tiempo de mirarte y entenderte, y desvelarme esperándote, estas horas que no pasan, tu aroma, aun en mi retina.



Mi miedo a parpadear y perderte de vista.

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