martes, 2 de noviembre de 2010

Madre

Tus manos tendidas, sobre mi cuerpo, ahogándome dolores, angustias,

ablandandome, haciéndome fuerte, a cada paso, a cada trazo de vida.

Tus manos como canción, como consuelo, como barquitos de papel

durmiendo mi infancia, durmiendo mi sueño, congelando mi pasado como recuerdo.

Aquí sigues tú a mi lado, con cada tropiezo que voy dando, tú, mi escalón, mi peldaño,

la mano que me recoge, que supo ahuyentar, fantasmas, lobos, que solían asomarse por debajo de mis sábanas

que aún sigue ahuyentando, miedos, que se siguen presentando.

Las plegarias para dormirme, el negrito que escapa del diablo blanco, el sueño con serpientes que dormido

se hace presente, y todavía más.

Horneando, corriendo, luchando, blasfemando, destruyendo muros, para verme reír.

Sangrando, y renaciendo, entre cenizas para hacerme feliz.

Cuánto ha de dar un ser por iluminar un rostro?

Cuánto a de ser, siendo por otros?

mi diosa pagana, mi refugio, tus brazos son el calor que emana el sol,

son el iglú de un esquimal, son el verso que le falta a mi poesía,

son la revolución que tanto anhelo, son el camino del sueño a la poesía.

Son la verdad, la razón, son los brazos de la única heroína.

Cuántas mañanas tendidos al sol, cuantas noches de lágrimas, tu secando las mías, yo secando las tuyas,

cuántas formas de amor tan diferentes, cuantas escapadas a tu cama, filtrándome de niño, solo para estar contigo, sólo para que tu aroma caiga sobre mi pecho, para dormir en paz, en tu paz.

Cuántas hojas de un álbum que llenan tus cálidas despedidas, a la hora de partir, tus cálidos abrazos a la hora de llegar.

Madre, compañera, amiga incondicional.

Cuántas canciones, poesías, Mi niñez, bañada tras cada balada de otoño, de vez en cuando la vida sumergiéndonos el uno al otro, tú gritando que dejara de joder con la pelota, yo haciendo caso omiso, travieso, como cualquier niño. Y es que a menudo a tí me parezco, con tanta lucha encima, con tantos sueños rotos, y así ambos nos dimos las primeras satisfacciones. Y aunque nunca fui de goma siempre me bastaron tus cuentos para dormir.

Mi guía, mi espejo, las veces que calle por no decir te necesito.

Tus manos siguen cálidas, entre mañanas de café con leches, tostadas, noches de Silvio, Dolina, Serrat, Sabina,

De crecer contigo, de equivocarme y sonreír al saber que jamás vas a juzgarme. Tardes de playa, mate, arena, discusiones banales, de mi personalidad que a veces se excede, de tu falta de rencor, de tu abundancia de amor.

De los días que aún restan por vivir.

De los besos que aún tengo para darte, de los brazos que aún me quedan para abrazarte hasta sangrar, hasta reír, hasta llorar.


MP

Amanecer

Urge mi alma de tu presencia, mientras tiemblo, arrojo el cigarrillo, y bebo,

la última copa de la madrugada, la primera de la mañana.

El sol se posa en los cristales, rotos por cierto desde hace meses

No atino a repararlo, y de prometérmelo estoy agotado.

Vuelvo al ruedo, titubeante, escarbando en los bolsillos la llave que perdí,

los besos que negué, las veces que morí.

No halló más que un par de monedas, que no son capaces de pagar la más mínima cerilla,

las arrojo con violencia tras las cortinas de una habitación maltrecha, y me vuelvo viento.

Dejo flamear mi escuálido cuerpo, entre las amenazas de tormentas, entre las promesas de refacciones y entre las grietas que ya son parte del paisaje.

Hago buches con mi soledad, y la escupo en mi pileta, seco mis manos y entre dientes murmuro algún poema viejo que encontré escrito en el espejo. Las letras tapan mi rostro, muero por un instante, resucito por otro, escapo al rayo de sol que ya penetró por la ventana, me persigue, me encuentra, escondido tras la puerta, entre el inodoro y la pared.

Alcanzo a tomar la perilla y a escapar, en la cocina me espera la taza del café, caliente, negro, amenazando despertarme de este letargo, hago caso omiso a su aroma, tomo una tostada, le unto mantequilla, y se la arrojo a mi mascota. Al menos disfrutará aquel trozo de comida, yo ya estoy viejo para hacerlo. Bajo la vista, y me detengo entre manchas en los azulejos, hace tanto que no barro, al menos varios meses.

El rayo no se detiene, parece no tener piedad sobre mi, inclinado a rendirme, entre los últimos esfuerzos vuelvo a mi cama, destendida por cierto, me desplomo, escondido tras los pasos de la luz, entre sábanas sudorosas, y allí permanezco.

tras instantes eternos, desde fuera alguien gira el picaporte, el chillido del viejo roble hecho puerta es aterrador,

el espacio que habita entre mi miedo y la realidad, es un abismo insoportable, imposible de calcular, sus pasos asesinos me abruman, la silueta que se posa en el borde de la cama me estremece, destapo violentamente mi cuerpo, y allí tendido derrotado, el beso de tus labios me conmueve.

Me incorporo, bebo mi café, salgo a la vereda, me baño de sol y dispuesto a partir me despido.

MP

Amor insurgente

Urge mi boca de tus besos imprudentes

urge la urgencia de tus dedos insurgentes,

urgen mis pupilas, desarmarse en tu mirada,

urgen mis primaveras enterrarse en tus entrañas.

Urge el tiempo, se acomete tras de mi, empujándome, soltándome,

amarrándome, de ratos revoltosos, por beberme tu destino, tus azares,

Urge la vida, y en la urgencia desespero, impaciente a que me queme el sol,

a que me vuelva completo en tus pedazos,

a que me vuelva arena en tu desierto,

a que me vuelva sobre vos.

Urge la razón de amar, urgen mis venas, por sangrar, urgen, las ganas de acometer,

las ganas de arrebatar, las ganas de perder, y todavía más.

Urgen las horas de las madrugadas, urgen las sábanas entre nuestras pieles,

urgen nuestras camas cambiantes, la tuya hoy, la mía mañana, la de aquel amigo ayer,

urge el frío entre los cuerpos, urgen las olas sobre las piedras, urge la sal, la cerveza,

las palabras atolondradas de nuestras bocas sinceras, la torpeza del amante,

la dulzura del momento, las excusas del cobarde, las certezas sin remedio, las evidentes evidencias de rendirme

ante tus pasos, mi plantar bandera, mi desarmarme en tus brazos, mi laberinto en tu boca, mis trampas en tus piernas, mi necesidad de necesitarte, y todavía mas

Urge la madrugada que nos desvela, urgen los motivos, la ausencia de fronteras,

urge el sexo, la saliva, el sudor, los aromas, tu perfume, los desvelos, el alcohol, tus comidas,

urgen mis hormonas por atropellar las tuyas, urges mis miedos, confluyen los tuyos,

y nos fortalecemos, a base de ganas y cobardía, de sexo y de poesía, de razón y de besos,

de sueños y rebeldía.

Urge mi cuerpo, desparramarse en tu sillón, urgen mis manos enterrarse en tu tierra fértil, urgen mis días, apilándose, sobrellevándose, no dándose espacio, y en esa vorágine me pierdo, encontrándome, flotando, sobre tu rostro, sobre tus versos, sobre tus ojos.

Urgen nuestras bocas, urge el beso de la despedida, eterna que nunca se termina que dura más de lo esperado, que más que despedida, suena a excusa, que aún me quedo, que aún te quedas, que aún tendidos se hace mañana.

Urgen nuestras lenguas en constante sintonía......

urge volver a encontrarnos, aunque hace un instante que nos vimos, urge urgente mi necesidad de vos, urge insurgente tu necesidad de yo.


MP

Se llamaba Jeremías

entre las verdades ajenas que nos arrojan en la cara,

como piedras, como polvo, como arena de rocas maltratadas

las mentiras propias que nos inventamos, para no admitir.

Las noches de alcohol barato, de sueños rotos, de mujeres que nos arden.

las cosas que tan en serio nos tomamos, como vasos rotos de cerveza,

fernet, vinos que castigan la noche, en las que no había que ceder.

Tu escalera, temblorosa que nos pone al borde del suicidio, tambaleándonos entre la poesía,

los versos desolados sin estrofas, los amores inconclusos, las ausencias de sentido,

las ruedas de la bicicleta que nos llevan, a vos a mi, a ambos, y si se desinfla uno, no duda el otro en desinflarse acompañándonos.

Las razones que nos imponemos, los impulsos que nos imponen, la risa desbaratada que no entienden los mortales.

los cinturones ausentes, la noche, santa y clara, que nos sorprende sin pantalones ante una ciudad atormentada.

Tu explicación a mi respuesta, mi duda a tus interrogantes, mi cortina a tus rivales,

tu asistencia a mi rutina, tu 3 mi 2, nuestro pick and roll suicida,

el día que nos mata, la noche que nos hace trizas, la ciudad encogida de hombros,

el perfume de mujer que nos desvela, Ambar inventando un nuevo tío.

Preguntándome tu nombre, tu color, y tu silueta.

Alguien en mi calle me ha dicho que dice conocer un tipo que un día fue felíz, yo pregunto si se llama jeremías

Alguien dice que te vió navegando en las esquinas, en un barco de papel sin bandera y sin patrón.

Yo entiendo que se trata de Jeremías. Que para él es siempre el problema, y para mi siempre la solución.



MP

El cuerpo de los dos

Entre tantas soledades, encuentro tus pupilas, que se enmarcan en mi rostro

como un cuadro de Dalí,

fumo, miento, hablo con mi sombra, mientras busco desesperadamente cien razones

para negarte.

Y sigues tendida en mi cama, inmóvil, perfecta,

hago caso omiso a los sentimientos que me acometen

busco entre sueños cada cosa que me ayude a seguir

pero tus labios se posan sobre los míos como besos inconclusos

que amagan por vivir, me rozan, me conmueven, me desarmo ante tu mirada,

brillo apenas ante el débil susurro de tu boca, ante la mirada suave de tus pupilas, que bañan, mi sonrisa

mi existencia, solo habito el lugar en que me piensas, y sigo allí inmóvil,mareado, enamorándome ante cada sílaba que pronuncias.

me agoto de resistirme y desearte, entre consejos inoportunos.

La noche se termina, y mi cuerpo se esfuma dentro tuyo, entre tu piel, entre tu imagen desbordada en mi sien,

entre tus versos, en los que alguna vez me sumergí.

Tu boca que me acomete, y mis labios que huyen para no mostrarse débiles, y mis manos, temblorosas, sudorosas, con el nerviosismo infantil del niño que por primera vez se declara, y yo a cada rato declarándome, enamorándome, derritiendome, sangrando mis ojos, desangrandome, muerto entre tus brazos de acero que me atajan, cuerpo tendido que cae, rendido, eterno, bajo tu bandera, bajo tus fronteras de sol, bajo el mediodía en el que cedo de resistir, y me entrego ante la evidencia mas pueril, y me muero, por tu nombre, en tu nombre, y me maldigo, y te pienso, y te sueño, y te proclamo, y te vendo mil razones para amar, y te firmo, papeles, como estrofas, como razones, como delirios y utopías, y me suelto, con el viento, como gaviota que aún no quiere emigrar.

Tú, mi verano, tú mi musa, mi razón, mi bandera

mi sueño mas concreto.

Yace el cuerpo de los dos, yace la mañana que se posa sobre tu figura, sobre tu cuerpo arrojado en mi colchón, yace tu nombre en la punta de mi lengua, nombrándote, a cada instante, a cada rato, a cada exhalación, a cada suspiro, a cada sueño, a cada hombre, a cada mujer, a cada niño, a cada sexo.

mp

Sueño de martes por la tarde

Desde lo más hondo de tu habitación,

oigo tu piel, resbalarse sobre la mía.

Se abre tu cuerpo, me dejas tendido,

la humedad, que nos envuelve, se evapora entre el calor de tus brazos,

mi mano se vierte, con tu mano, eterna, veloz, lentamente,

y morimos en un instante.

Entre las sábanas, profanas, tiemblas, tiemblo, aullidos, gemidos, sueños...

Cuerpos enlazados, entre la tarde que se muere en tu ventana y el diálogo, titubeante de mis piernas, enredadas en tu sien, de mis brazos que mojan tu existencia, de tu rostro empapado en mi silueta, de mis labios, navegantes de tus montes, de tu boca que me arde en mi silencio,

Manos que tocan, sienten, buscan, pupilas que se dilatan, al compás de tu figura,

Muere el sol, sobre nuestros contornos,

morimos con él en una exhalación desesperada, al compás del último rayo.

El piso nos acobija, del rechazo de una cama empapada cansada de resistirnos, y en el frío del suelo, te expandes, desparramas y te unes a mi torso desnudo ante tu mirada, besas, gritas, blasfemas, hablas con mi sombra, me reduces, me asesinas, y en mi grito se oye tu voz, palpitante,

Bañados en aromas, caigo rendido, caes rendida, se entrecruzan nuestros ojos, se cierran, y morimos lentamente....

Dormimos.....



MP

Esperandote

Me levanto temprano, solo para verte dormir,

hago el desayuno, y te huelo, mientras revuelvo el café

Voy de un lado a otro, de tu cama al sofá,

impaciente quiero que despiertes, que me mires entre bostezos y

sueños inconclusos, por los que no querías despertar.

Miro el reloj, y tus pupilas marcan la hora de partir.

Reniego del tiempo, y la rutina, me pongo la ropa,

me saco tu aroma, hablo con las sombras de tu despedida,

tengo celos de tu trabajo, porque te arrebata de mis brazos,

pero me aplaco, y te despido con un beso impaciente, con unos labios asesinos.

Muero solo en las sábanas, me entierro hasta nuevo aviso.

Tu voz lejana se expande, se pierde en la ciudad, una ciudad maldita que te acobija en sus

entrañasal tiempo que me destierra, me deja en mi cuarto, entre letras, hojas blancas que nadie

escribirá por mi, y un fondo azul de melancolía, de agonía intacta y perfecta, de miedo y

desconsuelo, solo 4 horas, medio turno infinito, inacabable, y yo buscando que hacer,

rellenando crucigramas que jamás terminaré, poniendo discos viejos, mutilandome,

ahogándome en una pesadilla nueva, escapándome, esperandote, esperandote...



MP