lunes, 15 de octubre de 2012

todo vuelve al mismo instante




todo me lleva al mismo lugar.




a la inmensa incertidumbre de entenderte,



de entenderme.



todo gira en torno a la misma ambigüedad,



de no saber nada de ti y al mismo tiempo conocerte,



todo vuelve al mismo punto de partida en el que siempre fallo



al primer intento, y aunque hay segunda oportunidad,



vuelvo al primer tiro. Vuelvo a ver siempre el mismo rostro



el tuyo, el mio ambos desolados, entre la razón que nos dan los terceros, la terquedad de mi cabeza incansable, y tu deber ser.



Todo parte aquí en el mismo instante en que no me dejas ser, en el que no sueles ser, en el que solemos desarmarnos, ante el miedo inservible que presume el destino.



cansado de cansarme, de arrodillarme ante el primer suspiro, de mirar de frente y de perfil tu derramado rostro sobre mi cintura.



vuelvo mas aturdido, mas austero, menos expectante a devolverte tus pupilas, a sangrar contigo, hasta tumbarnos, hasta volvernos margaritas, y marchitarnos frente al sol que amaga asesinarnos.



y aunque no sea hoy el día de la despedida, y aunque no sea hoy aquella ultima vez, me permito de todas formas tomar tu piel sin permiso, perforar tu inmensa humanidad, del otro lado de la cama, en el rincón aquel que reservaste para mi aquel martes, que mas que martes fue viernes, y mas que tarde fue amanecer. Aquella madrugada en que tu verso se hizo canción entre mis piernas,



en la que mentimos para desabrocharnos, y bebimos para emborracharnos, aquel 3 que me decía que no mientras me desplegaba por tu habitación.



y de a ratos nos envenenábamos durante el estío yo con tu cuerpo, vos con el mio, dibujaba tu silueta bajo el arbol de tu casa, mientras el alcohol naufragaba entre mis venas.



y ahora inexorablemente me llevas a la perdición de no saber buscarte, irremediable, facil de perderme, vuelvo con las manos vacias y el estomago lleno, a reinventar un tiempo perpetuo.



Cansado de los subterfugios que se imponen entre nosotros, no hallo mejor manera de mentirme que rendirme ante las huellas invisibles de tus pasos.



todo vuelve al mismo lugar en el que te nombre por primera vez y tus pupilas se me vertieron en los dedos. todo vuelve a aquel 3, aquel viernes, que parecía martes, aquella noche que se perdía entre el matutino escape de la luna, y las excusas que sonaban a nuestras espaldas para no abandonar el campo de batalla.



todo vuelve al mismo instante en que me perdí.

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