Urge mi boca de tus besos imprudentes urge la urgencia de tus dedos insurgentes, urgen mis pupilas, desarmarse en tu mirada, urgen mis primaveras enterrarse en tus entrañas. Urge el tiempo, se acomete tras de mi, empujándome, soltándome, amarrándome, de ratos revoltosos, por beberme tu destino, tus azares, Urge la vida, y en la urgencia desespero
lunes, 15 de octubre de 2012
EL TIEMPO SE ME TIÑE DE UN COLOR AMBAR MARAVILLOSO
Nuestra revolución dividirá el tiempo y esta vez no de una manera falaz.
Crecerá en campos silvestres y húerfanos de patrón, de valor y de alambrados.
Húerfanos de dolor.
Tus manos guiarán mis sueños, que son casi los tuyos pero más modestos.
Tus labios, llenos de preguntas guiarán mi acción,
tu mundo será mi trinchera, donde refugiarme del mundo real y sus miserias.
El tiempo se me tiñe de un color ambar maravilloso, y detras de esas púpilas, existo en libertad.
Tus ojitos ahogan este dolor innato, esta angustia insalvable, este vértigo del devenir inquieto y revoltoso.
Sólo tus manos, son solo ellas capaces de hacerme levantar, soló tu suave voz conoce la clave de hacerme entrar en razón,
y clavar mis pies en la tierra, enraizarlos junto a los tuyos, y solos entre la hierba ver la vida pasar, y crecer contigo,
y hacerme gigante y volverme pequeño todo anacrónicamente y en un instante, sólo tu silueta, puede llevarme, por lugares a los que antes no atreví cruzar, por sueños en los que antaño me negaban la entrada, y en los que hoy recurrimos a diario,
para inventar otra historia, y luchar por defender a los cuentos de finales no tan felices que se quieren entrometer. Sólo allí no pensamos, sólo existimos, yo para ti, tu para el mundo.
Y todo pasa, menos tu rostro que se queda inmovil mirandome maravillada, con tan poco soy feliz, o con tanto quizás, porque abundas el espacio en el que habito, de manera incondicional, con dos besos, un verbo inconjugable y mil caricias, entre los desayunos apremiantes, los caballitos trotadores, la distancia del jardían a tu casa, en la que viajamos en barquitos de papel.
Entre los retazos de atardeceres y esas siestas impunes que nos pegamos y en las que dormido junto a ti y solo allí junto a ti, a veces imagino que soy perfecto
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