lunes, 15 de octubre de 2012

llueve

llueve, tras el cristial la ciudad de derrumba....
la oscuridad se posa sobre un manto bajo mi rostro.
la abulia y la deseperacion me toman de la mano
tu ausencia, completa la escena...
el viento, deseperado intenta filtrarse, entre mis dudas y mi ventana..
llueve, aun sobre la misma lluvia, aun sobre mis lagrimas
la noche pernocta en su austera nocturnidad.
yo mientras permanezco, sin mas razon que la de permanecer...
con los pies humedos, la agonia de tus labios, la angustia esparcida en mi cuarto...
llueve y no es excusa, el mundo tiembla tras la pared.
llueve sin motivo, sin promesas y sin piedad.
espero en la trichera de tu olvido, la orden para ir a la vanguardia,
tus pasos ya no se oyen, la lluvia ensordece la madrugada, mi aullido se pierde
entre la mañana que amenaza destruir esta inmensa oscuridad.
la lluvia, maldita lluvia, y yo con ganas de llorar, pero que estupidez....
entre tanta agua, mis ojos no se animan a naufragar en los parpados, sienten verguenza de tamaño acontecimiento, solo atinan a cerrarse, palidos inertes, perdidos entre tanta abundancia...
perdidos... tus ojos los mios, aquellos que antes solian atropellarse, hoy son parte de una lluvia intensa.
afuera la lluvia continua, mi rostro empapado en sudor observa despavorido la escena...
infinita oscuridad, la mañana no llega, y no  me preocupa, entre tanta noche negra suelo ser libre, al menos por un instante, al menos en el tiempo en que dura la individualidad de una gota cayendo al mar.
me vuelvo agua en el agua, me hundo, perdido, completo, satisfecho, la angustia se ahoga de un suspiro, mientras me invade una constante felicidad, floto y en la espera ya no duele tu ausencia
me vuelvo infinito...
llueve, mi cuerpo tendido.

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