lunes, 15 de octubre de 2012

Esa esquina maldita en la que partí,

Esa esquina maldita en la que partí,




Como si nada importara ya.



Cuando me aleje no supe con certeza lo que hacía,



preso de un impulso, corrí, lejos, abandonando el tiempo,



y las ideas, dejando mi cabeza en blanco,



suspendiendo la vida en un instante y para siempre



respire casi sin notarlo, me subí el cierre me di media vuelta



negué la negación y me marche.



Casi anduve sin alma, sin brújula, cuadras, cuadras, cuadras,



se superponían edificios unos tras de otros,



apurados escapando del otoño, y yo seguía sonriendo



estúpidamente, insatisfecho, y terco, pateando tableros de ajedrez



dando jaque mate a cualquier oponente, mientras derrumbaban mi



torre, asesinaban a mi caballo, decapitaban al rey y secuestraban a la dama.



Pero poco importo, en ese instante, seguía decidido, paseaba con aires de grandeza,



sacando cuentas que casi nunca daban, mientras las dibujaba para que no sobraran dividendos.



murmuraba cosas sin sentido y a menudo me daba la razón, explicaba teorías abstractas del amor,



de la libertad, de la independencia, mientras desangrándose mi aorta me encerré preso de mis decisiones,



hipócrita de vez en cuando, cuando podía, demagogo, a veces farsante, y otras insensato, al menos era la mejor opción.



La esquina cada vez mas lejos, el pasado cada vez mas olvidado, el futuro odiado.



La plaza daba su aprobación con su silencio, ni un solo árbol me aconsejó lo contrario, me abandonaron en esas horas las ansias, la cordura hacia rato que se me había extraviado, y el consejo amigo no quise escuchar.



Parado en el precipicio de la vida, supe mirar atrás por un instante creí que recapacitaba, pero mas testarudo que de costumbre me resigne a saltar. Ni así llego la solución, cayendo me di cuenta, no había paracaídas, ni un colchón no tenia alas, ni sogas, ni deseos de cosas lindas que me hicieran elevar, mi rostro permanecía inmóvil, la angustia devoraba mi ser, desahuciado soñando atardeceres ajenos, veranos de otros hombres, de otros versos, cuadros pintados por amantes, versos escritos por mártires, espadas desenvainadas por fervientes luchadores de la vida, palabras emitidas por su voz, la razón se vino a presentar, ahora tarde como mal amiga, la cordura la encontré en el aire cuando era inevitable la caída la aorta ya desangrada, anudada con sogas viejas repitiéndome Te lo avise, y yo que no hice caso, mi ingenuidad coqueteo con el viento, la arrojé al vació y seguí cuesta abajo en caída libre, pero libre al fin,



hablando de amor, de independencia y libertad,


                                                                                               hablando de vos.

No hay comentarios: