sábado, 16 de octubre de 2010

De un verso a un amor

Antes que nada debo saber, si no es aún muy de prisa,

si no es acaso todavía temprano, para esconder el sol

entre tu ocaso

antes que nada debo saber si no faltan alas para emprender tal vuelo

si no hacen falta cielos, versos, razones, amores

si no hacen falta letras, zetas, abecedarios eternos.

antes que nada debo saber si aún hay pasajes de retorno

aunque no quiera regresar, aunque tema regresar, sólo debo saber.

Debo saber acaso, cuál es el camino, si es que necesito girar,

migajas de pan, aves que se nutren, caminos que se esfuman,

mi mirada extraviada, mi soledad, tu luna posada en el firmamento

la guía que no comprendo, la serenidad con la que marcas tus pasos,

la aceleración con que poso los míos, la cobardía insensata, de saberte completa.

la cobardía eterna de saberme inconcluso, el miedo a pasar de razón a razón

de escalón a escalón, de un verso a un amor.

La paciencia impaciente de no saber esperar, los gemidos, los balbuceos, las dudas

la belleza invencible de tu inmensidad, las muecas risueñas de mi necesidad.

El verbo que no llega, la imposibilidad de conjugar, las veces que aúllo por no susurrar.

Tu sentido, mi impulso, tu beso, mi pulso, tu ardor en mi rostro, tus ganas, mis sueños rotos.

La necesidad de necesitarte, y aún más.

La necesidad de encontrarte, la necesidad...

las ganas que me vienen, de verte tendida en mi colchón, de verte rendida, y yo rendido,

bandera blanca que se posa, sábanas blancas que se mojan,

ropa tirada, vinos y rosas.

aves migratorias, veranos efímeros, primaveras eternas, estíos, equinoccios, soledades.

Tus manos que se fluyen en mi cuerpo, se derraman tus dedos sobre mi piel, se abre mi miedo, se extingue

tus labios se funden, los míos se derriten, y todo sigue igual allí afuera.

La ciudad sin nombrarnos, el smog, los ruidos, las veces que aún no he amado, los deseos que aún restan por soñar, las ganas asesinas de amar sin reservas.

Todo sigue allí menos nuestros rostros encerrados tras un ventanal, empañado, empañados en sudor, cuerpos que se rocían, que se humedecen, se unen, se confunden se evaporan, se desarropan, se desnudan...

se pierden

Todo sigue allí, nosotros aquí.


MP

De Crucifixión en sepultura

Con sus ojitos de terciopelo,

y pies descalzos de barros y callos,

con la mirada triste, la espalda hinchada, y los sueños rotos.

Con la sabiduría de los que ya se fueron y la inocencia de los que no nacieron.

Con la verdad a cuestas, el dolor al hombro, la soga al cuello, la sangre en flor.

Con la moneda apenas, con la migajas de lo que nos sobra, con la mano

amiga hipócrita, con la caridad, la beneficencia burguesa, el asistencialismo idiota

con la dulce condena de sabernos eximidos, exiliados del infierno, por haber cumplido, y comprar nuestra paz

con tan solo tres monedas, y un suspiro, con tan solo tres miradas y un respiro.

Señoras de la caridad, que te roban por donde te dan, hombres de la beneficencia que te explotan por donde te asisten.

Y allí van, ella con 7 añitos revolviendo el pudor, y su infancia, el con tan solo 5, revolviendo el dolor, y perseguido por la mano invisible, y ellos otros ya decadentes, sudando y sudando sin sentido, de sol a sol,

de cielo a infierno, de crucifixión en sepultura, de explotación en esclavitud y viceversa, y repetitivo, e insensato, y manifiesto, cobarde.

La rueda que para, para tomar envión, para volver a rodar sobre nuestras cabezas, nuestras verdades, nuestras utopías cada vez mas reales, nuestras latitudes, nuestras vicisitudes, todo aplastado, todo incinerado, todo por fin resucitado hoy para gritar, aullar, morir, parir y seguir pariendo, y sangrando, eras, versos, sistemas,revoluciones.....

MP

Tú, Mi mejor poesía

Me gusta abrir los ojos y ver,

que tu me arrojas esa sonrisa,

me besas y vuelves a dormir,

amanecer tras tus pasos, entre

mimos, sueños, chocolatadas tibias,

versos sin rimas.

Tus manos, mis pedacitos de cielo,

me envuelven entre un mar de sábanas, entre un río eterno

de risas y carcajadas.

Mi inocencia, tu sabiduría, tus ganas de ser, tu ayudarme a crecer

Mi estrella del alba, quien me ayuda a seguir, mientras tus pupilas brillen

se que no voy a caer.

Y sigo aquí girando entre madrugadas, inventándote canciones que sólo vos

consentís, desesperado por esperarte cada tarde a las puertas del jardín,

y revolverme en tus brazos, para allí sí ser feliz.

Me gusta verte corriendo, por un patio sin fin, imaginarnos un campo

sin sembrar para vivir, sin el yugo opresor de quien dueño dice ser,

imaginarnos descalzos sin tener que vestir.

Me encanta estar a tu lado, ver tus ojitos y pensar, que miedo da pestañear y perderme

tu belleza.

Amo verte dormida, y se que sueñas un mundo mejor, aunque aún no hayas descubierto este,

se que sueñas un mundo mejor.

Amo estar a tu lado, y saberme incompleto, amo verte despacio, en tu ritmo ligero.

Sin horas a las que responder, sin rutinas que seguir, sin costumbres que respetar, sin banderas

que idolatrar, sin fronteras que no cruzar, sin la geografía de la modernidad, con un pedazo de tierra para reír y llorar.

Amo seguir tu camino, y tus pasitos sin fin, y cansarme pero seguirte a muerte, sin mentir ni fingir.

Y mezclarme en tus cuentos, con los lobos y las princesas, con las ranas y los dragones, con los enanos y las fantasías, y allí quedar siempre bien parado aunque la pifie a cada rato. tú, millonaria de flores, de piedras, de caracoles, yo pobre de tu amor, necesitando cada vez más. Tú, eterna, inmaculada, perfecta en la imperfección,

yo devorándome las derrotas eternas, por ser a tu lado mejor.

Amo estar recostado, abrir los ojos y ver tu dedo pulgar en tu boca, tu mano en mi pelo, tu sueño perfecto, las horas que pasan, la noche que cesa, las maquinas que se detienen, la luna que reposa, la lluvia allá afuera,

el teatro de la farsa universal que no para en el exterior, pero que no penetra nuestro pequeño mundo de vida,

nuestros versos huecos de dolor, llenos de alegría, nuestra verdad eterna, nuestra igualdad sin excepciones, nuestra fantasía sin clases, nuestro sol, tú mi sol. tú mi mejor poesía, tú.....


MP

Puede Que

Puede que me pierda en un instante, derramado entre tus brazos rotos

puede que me sea cruel, negándome, hasta hacerme invisible.

Puede que me derrita, entre el calor de tus piernas, y me esparza entre tus sábanas

eterno, efímero... invencible.

Puede que ya no tenga más argumentos para dejarme derrotar, y entregar mis armas,

puede que el viento me serene, que tus labios me asesinen,

que me quede encerrado en tu presencia.

Puede que todo sea ilusorio, y ya no estés ahí como recién, como si todo haya sido en vano,

y puede que eso me lastime. Puedo perder una vez más, pero que esta derrota sepa a triunfo.

Puedo verme en el espejo, y ya no blasfemar como idiota, puede que me vea bello, puede que me envenene

de tus instantes, puede que me enriquezca de mi pobreza, puede que bañe de tus aromas, puede que me consuma en tus pupilas.

Puede que nada siga su curso, y yo me vaya en el curso de tus ríos, puede que tus océanos bañen mis orillas, y hagan naufragar mi balsa, perdida, entre las alturas de tus mares.

Puede que el verso que hoy escriba, tenga al fin un destinatario, no invisible como entonces, no irreal como antaño.

Puede que mis palabras se personifiquen, puede que mi puño se acalambre, puede que mis tendones se agoten, se vuelvan añicos, entre las hojas que aquí yacen, pero puede aún más que mis músculos sigan tensos, a la hora de tensarlos, junto a tus músculos finos, a la hora de amarnos.

Puede que tu nombre hoy lo pronuncie como pronuncia la primavera una flor, sin necesidad de pronunciarla, más que con el fino susurro de una canción.

Puede que mi mente me desvele, y descanse posada en tu rostro, puede que mi desvelo te piense, y me destroce entre tus brazos rotos


MP

Miseria Urbana

Mareado, entre el fino alcohol de mis copas rotas, y tus ojos imprevistos.

Entre la soledad de unos rieles asesinos, y el sabor amargo de mis besos infinitos.

Mareado, entre la luna, solitaria, y las decenas de gotas que se posan en mi rostro.

Húmedos párpados, frías mejillas, cigarros eternos que se acaban por prender.

Muero, tendido en el pavimento, caigo en desuso, obsoleto, maltrecho.

Quién recogerá esta silueta, de lo que alguna vez fue cuerpo?,

Quien recitará estos versos, asesinos como cuchillas, fríos como el otoño, azules....?

Quién recogerá el contorno de lo que alguna vez fue primavera?

Y qué deparará la vida, necia al filo del precipicio?

solo sus ojos, viajeros en el tiempo, que se esfuman entre lágrimas y desvelos,

ese mar de pupilas trasnochadas, trashumantes, sin pasaje de retorno.

El silencio, irreverente por cierto, amenaza azotarme de mes en vez, de mes en madrugada.

Enfermo, entre el ron, la fiebre y las sustancias, me asesino, cobardemente sin reparos.

Para resucitar entre las jaquecas, las pastillas, el café, tu aroma a despedida, mi ventana, perdida en la ciudad,

ahogándose en miseria urbana.

El mar se inquieta, refluye, vuelve incordioso, Me sumerjo impaciente, impávido,...

Hago caso omiso al infinito, y me torno intermitente, solitario, rogando tu nombre entre palabras insonoras, entre mientras, quizaces, talveces.

Y me marcho lejos, donde no habita el más mínimo sentido, entre el fin y los suspiros, sin rostro, ni cenizas, ante el débil susurro de la soledad.

Herida de muerte, bala que roza, rosa que sangra, verso que muere, amores que matan.

Y lucho ante el castigo de un dios eterno, cruel, caprichoso y antojadizo,

ante el veneno del mundo viejo, alienante y opresivo,

ante la vanidad, la belleza esclava, el miedo, la abulia, la melancolía, el paso del tiempo.

Y muero, lejos,muy lejos, ante el más mínimo suspiro,

sin cenizas, sin rostro, ahogado ante tanta miseria urbana

MP

Asesino que nunca fue poeta

Mientras las hojas secas siguen golpeando mi ventanal,

me oigo mentir, y blasfemar como imbécil.

Entre los ruidos tormentosos que oigo cuando duermo, y las mañanas doloridas

de tanto otoño, de tanto vértigo imprudente, que más que vértigo es caída, libre,

desenfrenada, torpe.

Sigue su curso el reloj, allí colgado, dando siempre el tac inocente, sin el tic predecesor,

que aún sigue ausente, coordenadas perdidas, mapas olvidados, viejos viajeros que antes de ser viajeros

fueron amantes naufragando.

Los arboles azotados, no dan cuenta de su destino, inertes, entre el vendaval que no cesa y las gotas de lluvia que enfrían su copa.

Observo detenido, e impaciente su destino, cruel, de allí estar postrados, sin voz en esta faena de oxigenar la tierra, sin voto en este ardid en el que se encuentran.

Y yo más preso aún de tres barrotes fríos, una habitación desolada, una mesa, y solo algunas sillas, demasiadas para un cuerpo solitario, gris perdido entre la niebla de la madrugada, entre el hogar desacostumbrado a las multitudes, a las compañías....

entre las mañanas efímeras que pasan como aviones de caza en pleno bombardeo, entre los mediodías casi imperceptibles como la risa de un niño en la trinchera, entre los atardeceres ocasos de sol, de vida, de rayo y calor, ocaso de tiempo, de amor de suspiro, entre las noches eternas, casi perfectas, inacabables, sinceras, amenazantes como filos nuevos de un asesino que nunca fue poeta, que sabe más de amor por ser su victima que sabe mas de dolor por ser su meta. Pago el precio del sol, que apenas se asoma, pago el precio de la luna por hallarme bajo su condena, pago el de no ser quien soy por hallarme tarde y agonizando. Hasta me cobra la muerte por llevarme, y encima no tengo billetes ni monedas, y hasta ella me abandona.

Sin muerte, sin sol, sin estrellas, sin brújula y sin norte, aunque libre y perfecto en la mas sincera libertad.

La libertad de no pensar y no ser, de reírme de Descartes y su maldito discurso del método.

De no tener ni valentía ni ser cobarde, la libertad de transitar el camino sin la meta propuesta ni pospuesta

sin el paso del tiempo, sin la razón Kantiana que me abruma, sin bolsillos, ni recetas.

Sigue la lluvia en la ventana, sigue el otoño inclaudicable, siguen las hojas perdidas, como golondrina que no llega a aquel verano,sigo entre los barrotes cada vez más fríos, sigue tu voz lejana, sigue la risa infantil en las trincheras, y aún no se derriban las barricadas, sigue la resistencia.... por siempre

MP

miércoles, 6 de octubre de 2010

Más asesino que poeta

Aunque se muera esta ciudad en cada esquina

Y caiga a cada paso, estrellado en el asfalto

recorreré las calles de tu mano pidiendo,

que no me sueltes, que aún soy inexperto

y me asusta el futuro.

En cada rostro, escribiré nuevas canciones,

donde tu nombre se vuelva estrofa,

donde tus labios se derramen en los míos

y no nos queden mas que sobras,

donde el pensamiento se torne polvo y el instinto marque nuestras horas,

la prisa que me arrastra por arrebatar tus besos.

Por saberme incompleto, ausente, insensato y torpe,

pero más que nada más asesino que poeta,

más empírico que profeta, mas ignoto, más austero.

Y entre nieblas y tinieblas, entre noches y trasnoches,

entre versos inconclusos, entre vinos y desayunos,

entre el sol y la madrugada,

entre tu voz, un sexteto de cuerdas flojas y tus manos,

delirantes que me tocan, mi cuerpo y tu guitarra,

tus ambivalentes formas de seducirme, tus ocurrencias, mi agonía, mi constante despertar con reservas,

mi pausa, mi método recurrente, mis miedos asesinos de tantas soledades.

Mi por qué, tu quizás, mi tal vez, tu disfraz.

el eterno instante en que tus brazos me rodean,

tu sillón, mi reposo, tu cama a medio terminar,

el cuarto del que no quiero todavía escapar,

las mentiras que aún no tengo que inventar,

el cigarro consumiéndose, y nosotros mordiendo el vidrio de la necesidad

impacientes por desarroparnos, dubitativos por no acelerarlo,

estrategias, evidentes pero nunca obsoletas.

Las ganas de próxima vez, el miedo del nunca más

el deseo arraigado de no equivocar, el segundo paso que miedo que da,

versos, letras tu cuerpo tendido entre mi piel, tu aroma invencible, eterno

tu presencia que me deja huérfano de frío, abrigado entero, intermitente, pasajero

pobre, y cada vez más pobre y con menos necesidad.



MP

La soledad

No me quedan argumentos, solo trazos de tiza en el pizarrón.

No me quedan premisas, solo recomendaciones tristes de un viejo amigo.

No me quedan recuerdos, solo una foto amarilla en el placard.

Y tu voz se me esfuma, como el humo del cigarro,

como golondrina en un cambió de estación, como polvo entre las rendijas de mi ventana.

Hablo solo y me mareo, entre pesadillas que empapan mi mente, entre las sábanas frías, solitarias.

tu rostro pasa, entre la gente, entre las calles, entre mil veredas desoladas en la oscuridad,

entre blasfemias y gritos, entre sollozos y ruidos, entre el instante, y la razón.

Ahogo mi memoria en ginebra vieja, hago repaso durante el desayuno, y sigo allí,

gris, como el humo del tráfico, inerte, entrecruzando los dedos por si acaso se te ocurre llamar, observando ajeno

el presente, ese preciso momento en el que te hayas ausente, ausente de mi, ausente de ti, entre veranos inconclusos, y primaveras que aún no germinan, entre vendavales que mas que azotar, me derriban, derrotado, entre brazos de mujeres desconocidas, de amigos descartables, de viejos recuerdos....

La ciudad afuera es infinita, devora gritos, niños, ancianos.

Vientres que se nutren, esposos que pierden el último tren a casa, muchachas quen sueñan despertar,

obreros que luchan, estudiantes que se rebelan, leen, besan, leen, y vuelven a besar, interminables, intermitentes.

me desangro y me desropo sin lograr aún desnudarme, siquiera desvestirme, y entre las paredes ocres de una habitación olvidada,

bebo el último vaso de aquel ron que habíamos decidido guardar, desprendo hojas impredecibles, y afino mi lápiz, pero sus trazos me desarman, me vierten en mil pedazos y esparcido en la habitación no hago mas que repetirte, entre versos de Hernández, y una vieja copia de Rivera, entre Bach, Sartre , Cortázar.......

Entre los recuerdos que amenazan acribillarme, duele, desangra, asesina, tu rostros esbozado en mi pared,

muere el día, y con el mis desayunos, mis posturas cobardes ante la vida, mi ojalá, mi quizás, el mientras que tantas veces me paralizó,

el pretendido pretérito de dejar para ayer lo que nuca haré mañana, el maldito ego, la vanidad, el beso en mi mejilla de tus labios finos, tu verdad, tu estación vacía, al menos de tu cuerpo, los trajes grises que vienen y van, las señoras que observan vidrieras, el maniquí que reposa esperando impaciente un viejo enamorado que se posa.

La lejanía, el monte, la hierba, el aroma a incienso, las orquídeas, la soledad, la soledad...

Condenada soledad.

MP

El peor de los pecados

Maldigo tu cobarde actitud de tener piedad ante mi cuerpo,

de no introducir el puñal más allá de la muerte,

Maldigo esa forma casi correcta de desenvolverte,

y no aplastarme con tu indiferencia.

Maldigo, tu idea de coexistencia pacífica, tus normas generales

tu andar preocupado, tus buenas costumbres, tu pena,

mi lamentarme en tus brazos, maldigo el tiempo, mi agonía,

tu incapacidad de ajustarme el último golpe,

tu mal rol de enemiga, tu tibieza, tu cobardía.

Maldigo el verso, que nos hizo más humano,

maldigo el verbo que nos hizo conjugables,

el maldito pretérito imperfecto de tus labios al besarme.

Maldigo la triste armonía de tus notas, tus arpegios incongruentes,

tus rasgidos insensatos, esa maldita melodía que no cesa.

Hablas del destino como si nada, como si existiera, quitas esa responsabilidad

del humano, el libre albedrío y te ciegas.

Das por dado, lo que nunca fue, y agachas la cabeza.

Y vienes y vas siempre con justeza, con argumentos válidos, tan validos como superfluos,

tan básicos como trillados.

Maldigo el que no tengas valor para suicidarme, el que yo no tenga valor para asesinarme,

Maldigo, tus corazonadas, tu idea de paz, tus razones morales

tu pon la otra mejilla, tu espera latente, tu idea del perdón, de Caín y Abel haciendo las paces.

El ron en la mesa de luz a medio terminar, el humo del cigarro consumiéndose,

la cama a medio tender, la alarma que amenaza introducirse en mis sábanas,

tu imagen a mi costado, tu silueta difusa, mis majos temblorosas, mis mejillas húmedas,

Onán aconsejandome, tu voz arropandome, el sol entrando en mi ventana,

y otra vez tu, parada como de costumbre, con el peor de los pecados, dejarme vivo una vez más.



MP

A Romina Tejerina

Por tu soledad, te condenaron al ostracismo, tras los barrotes fríos de un lugar lejano
Por tu soledad, te condenaron al exilio interior del frío de un alma desahuciada.
Vientre desarmado, entre tinieblas, mujer que antes de ser mujer quiso ser viento
Las manos asesinas de un hombre que en su libertad vende un sistema.
Las manos débiles de una niña que en su encierro paga un sistema.
Las voces que no callan, los labios que aún sangran.
La pared gris de una celda que esconde la realidad.
La mujer que no quiso ser, la mujer que quiere ser.
la verdad desnuda, la soledad de los que luchan.
Las garras asesinas de quienes usurparon tu cuerpo,
aquel vecino horrendo, aquellos jueces, el silencio inocente
Romina tu rostro es mi bandera, tus lágrimas nuestra condena.
Tu voz nuestro himno, tu libertad nuestro objetivo.
Romina, entre tantos rostros, logro divisar tus ojos.
que miran desde lejos, entre el frío y la soledad
entre el encierro y la libertad.
Mujer entre todas las mujeres, desafiando la oscuridad.
Mujer única y eterna luchando contra la soledad.
Resiste aún tu cuerpo, resiste aún tu sonrisa, incluso resiste tu llanto y junto a el
resistimos todos.
compramos caro el sistema y tu cuerpo pagó por nosotros.
Compramos pagó el sistema, y tu rostro nos ahorro algún costo.
Romina por tu libertad, romina por tu libertad.
Romina por tu libertad.....